...de Ushuaia a Alaska, allá vamos, porque a pesar de las diferencias, todos somos iguales.

martes, 21 de agosto de 2012

De los volcanes a Puerto bis

Bueno, bueno, bueno, cómo seguir escribiendo sobre nuestro paso por este país si ya dijimos todo, especialmente de las personas que acá viven. Lo escaso de los kilómetros que separan algo lindo de algo más lindo invita a rodar y rodar, por eso después de pasar del  Caribe a las tierras altas, de ahí al Pacífico, por qué no volver al centro. Ahí fuimos, con la ilusión de ver un cráter de volcán y tener la suerte de que entre en erupción después de un largo letargo, al Volcán Irazú. 
Como podrán deducir sólo los más sagaces lectores, el único que eruptó fui yo, y por eso podemos contar este capítulo de nuestra expedición al norte.
En adelante para referirme al famoso volcán, puede que lo haga llamándolo "volcán" o "el Irazú" para no tener que recurrir a largas denominaciones cada vez. 
Era una prueba de fuego, para nosotros, pero sobre todo para nuestro fiel corcel, la Westy. El último tramo de altura había sido en la época del altiplano boliviano y el sur de Perú, donde cada noche teníamos que posarla en la parte alta de algún barranco para poder deslizarla a la mañana y así seguir.  En fin, llegamos a la puerta del parque nacional de "el volcán" y por ser domingo había más gente que en el velorio de Lady Di, por ende, decidimos pasar la noche a más de 3000 m.s.n.m. ERROR, la bujía de pre-calentamiento que cambié no sin cantidad de esfuerzo no actuó como esperábamos. Otra vez a lanzarla pa abajo.
A todo esto, el calor nos dio una linda tregua y pudimos disfrutar de una tarde bien bien fresca, guiso de lentejas, medias de lana y frazada. Por esta razón, sólo por lo particular del caso (tornillo en Costa Rica) decidimos mostrar la intimidad de nuestro lecho.
Esa noche dormimos en el estacionamiento del único restaurant del lugar. Al día siguiente, los dueños, Federico y Leonor nos dejaron quedar ahí y nos invitaron a desayunar, pero no contentos con eso, nos guardaron mucha comida para cuando pasamos de vuelta, con hambre y frío después de subir al volcán. Este es sólo uno de los ejemplos de la gran hospitalidad de los costarricenses. Tenemos una foto con ellos, pero quebrantaría la antiquísima ley que imponen las mujeres de mostrar fotos que ellas no aprueban. Por suerte, existe la imaginación y cada cual puede, en este momento, imaginarlos como quieran. 
Es muy común encontrar viajeros (que quede claro que no los juzgo por lo que voy a decir) que hablan mucho del viaje-maestro, y de todos los aprendizajes que uno puede adquirir viajando largo. Yo voy a decirlo, no aprendo a tomarme los contratiempos mecánicos con sabiduría, ni mucho menos con humor, NO aprendo. Me molesta, me transformo, me vuelvo huraño. Aunque dios existiera, bajara (o subiera según lo que esté haciendo) y me dijera que esto se va a solucionar, así y todo, mi fastidio perduraría intacto por un buen tiempo. Por eso, y a pesar de mi indignación, Clara me sacó la foto. Después de tirarla marcha atrás esquivando cercos y pozos, no lograr arrancarla y quedar en el fondo de dos bajadas (imagínese una letra "u" y a la Westy en la parte inferior) y sin posibilidad de empujarla, tuvimos que recurrir a la linga y esperar que dios, en vez de bajar a decirme que se iba a solucionar, nos mandara algún buen tico o tipo con una camioneta y nos jalara barranca arriba. 
Por suerte, el tico con camioneta  pasó, pudimos arrancar y llegar al cráter, que es impresionante pero debo decir, da ganas de bajar y ver más de cerca. A este parque también entramos gracias al ICT, y teníamos la presión de sacar buenas fotos para ellos. Misión que parecía difícil si no imposible por las nubes que acechaban. 

Dicen, los que se atrevieron a atravesar la densa niebla, que allá, en el más allá hay una gran kermés llena de juegos varios, exclusiva para contadores que ya se aburrieron de contar. Clari, lejos de ser esta clase de ser humano racional, decidió no traspasar el límite, por eso, querido lector de blog, la verdad quedará velada a nuestros ojos al menos hasta que alguien se anime.
No, no bajamos más, es el efecto del zoom. El cráter se ve desde una altura de 500 mts. aproximadamente.
Desesperado, sin alimentarme, sin dormir, sin beber, sólo tenía espacio en mi mente para buscar algo a lo que sacarle una buena foto. Aquí, retratando la conversación entre estas dos bellas flores. El que quiera saber sobre el eje del debate, que escriba un mensaje debajo de este post y en privado le responderé. No quiero aburrir a los que no le interesan este tipo de charlas.
En un santiamén y después de unos pocos giros, la primavera había vuelto. El abrigo fue fugaz y volvió a la eternidad del fondo del ropero.

Aprovechando la bonanza del clima del valle de Orosí, decidimos dar una vuelta antes de encarar otro gran volcán. Este valle tiene un lago y alrededor hay un grupo de pueblos muy lindos para pasar unos días. Esta es una escena típica, para que el que lea pueda entrar un poco más en la vida íntima de nuestro viaje. Yo me levanto, abro la puerta, Clari sigue durmiendo un rato y para cuando está lista para abrir los ojos, puede contemplar directamente el río en este caso o el mar la mayoría de las veces. Se puede hace click y ver la forma en que dormimos. (No estoy seguro de que mi querida mujer esté de acuerdo con este acto exhibicionista que acabo de hacer) 
En uno de los márgenes del lago encontramos las ruinas de Ujarrás, que para ser más preciso, voy a aclarar que son las paredes de una iglesia de algunos siglos de antigüedad. Igualmente el lugar que la contiene está tan prolijo y cuidado que vale la pena ir y pasar un rato.
Eso sí, antes de entrar hay que leer un sin fin de condiciones a las que hay que sujetarse, entre las que figuran las escenas amorosas. Así que cualquier tórtolo enamorado, cuídese en este tipo de lugares o puede ser duramente reprendido.
Subiendo al otro volcán, que en adelante llamaré Poas o volcán a secas, nos volvió a pasar lo mismo. Pedimos permiso para dormir en el restaurant Chubascos y no solo nos dejaron sino que nos demostraron una vez más que la gente de este país es muy generosa y dispuesta a ayudar a la gente. ¡Muchas gracias a Inti y Gerardo!.
El Poas, por suerte, está activo. Con esto, si bien seguían siendo bajas, las posibilidades de erupción crecían, pero nada pasó. Sólo un humo que se movía con los caprichos del viento.
Este cráter se puede ver más de cerca, pero uno se queda con las ganas de entrar más. Eso es lo único que podría pedirle a los volcanes de la zona, que sean un poco más receptivos y dejen meterse a la gente. Que aflojen con el azufre, con los gases y que sean más abiertos.
Una hoja de "Paragua de pobre". Así se llama esta noble planta.

De ahí, satisfechos ya con el frío de la altura de estas cónicas montañas, volvimos a San José, a nuestra base de operaciones que fue la casa de Guido y Pato. Con ganas de seguir haciendo cosas en este increíble país, surgió gracias al ICT, volver a Puerto Viejo de Talamanca, a conocer por dentro la comunidad indígena Bri Bri. Eso, sumado a que en este punto caribeño habíamos dejado un mes atrás varios nuevos amigos, decidimos hacer algo que pocas veces habíamos hecho, deshacer el camino andado. 
Tanto era el entusiasmo, que mi machismo al volante cedió y Clari hizo algunos kilómetros. Igualmente, para ser sincero, tengo que aclarar que la alegría duró poco, el cansancio hizo lo que muchas veces hace. Atentó contra el buen talante y metió cizaña entre nosotros. En tren de ser sincero, tenemos que decir, que no todo es color de rosa, la convivencia en un viaje así es tan intensa y constante que hay momentos y momentos. En fin, esta acotación la hacemos porque muchas veces creemos que el amor tiene mucho marketing. No hay solo goce en el amor, no todo es risa, no todo es alegría. Hay que entenderlo y hay que decirlo, en las relaciones, en las transparentes, también hay desencanto, momentos amargos, ratos de cansancio. Pienso que por creer que la vida en pareja puede ser así de ilusoria, las frustraciones son tantas. Puedo decir todo esto, porque con Clari nos dimos cuenta, más temprano que tarde, que como en la vida, nuestra pareja puede tener momentos menos felices que otros, pero sabemos que siempre volvemos. Por eso agradezco la pareja que tenemos, y tengo esperanza en que podemos seguir creciendo, porque intentamos aceptar la aspereza de rutina como parte de algo más grande y más lindo, que no podría ser sin sus lados flacos. Bueno, por lo visto seguí con el exhibicionismo.
Esto parece un deja vu, pero no lo es, volvimos a Puerto viejo, a la playa Arrecifes. Pero esta vez, no dormimos ahí, nuestros amigos dejados, Ale, Bebi, Mati y Ana, seguían en un hostel y nosotros dormíamos ahí, pero lo mejor de todo es que había más personas para disfrutar.
Pequeño tiburcio, lo más rico que sale del mar.
Marito era una de las nuevas caras que después pasó a ser nuevo amigo. Él es de esas personas que es bueno tener cerca, siempre con una mirada positiva de las cosas. Las vueltas de la vida son así, nos conocíamos desde hace años pero nunca habíamos cruzado demasiadas palabras. Y a miles de km de nuestro país, nos conocimos en otras circunstancias y a la hora de despedirnos fue como saludar a un amigo de siempre.
Otro, el Pelado, que le dicen Pancho pero se llama Damián (que era pelado desde hace muy poco tiempo), un viajero empedernido, motoquero y solitario, que había decidido quedarse en Puerto un mes para producir sus artesanías. Hacía de a cientos de pulseras por día, no paraba, pero siempre estaba ahí, escuchando, acotando. Otro amigo más para no querer irnos. Así también por el, los pocos días que planeábamos quedarnos, se convirtieron en veinte. De nuevo, Puerto Viejo no nos dejaba ir.

Que lindo es ver un perezoso moviéndose, tenerlo a tiro de cámara y además que sea un cachorro.
Los días pasaban y más nos queríamos quedar. Fue lo más parecido a Verano del 98 que viví.

Acá me empezaba a creer buen trepador, hasta que podría hacer el doble de riesgo en la próxima película de Tarzán.
Hasta que llegaron estos dos, con claras habilidades de primate para hacerme caer a la realidad. Si o si los tomarían a ellos primero.
Buena foto (Lo puedo decir porque es de Clari)


El es Jose, vendedor de pipas (agua de coco) de Punta Uva, un maestro. Me quería serruchar el piso, le decía Barbie o sirenita a Clari, le preguntaba cómo estaba con un tiburón como yo, pero después de todo nos regalaba algunas pipas, o salía a vender nuestras remeras a la gente. Como nos quedaban sólo de niños, a las parejas que no los tenía las instaba a hacerlos para que nos compraran. De más esta decir que no convenció a nadie ese día. Igual, le agradecimos el intento.
Ellos son Juan, Guille, y el Oveja. Otros argentinos que estaban viviendo ahí. Guille nos alojó en su centro de buceo cuando nos invitaron a irnos del estacionamiento del hostel en que estábamos. El es argentino, pero se ve que con varios años de vivir acá ya se le pegaron las buenas cualidades de los ticos y nosotros no podemos más que agradecerle. Por todo lo que vivimos en Puerto Viejo nos fuimos con las ganas de volver algún día, cuando uno la pasa tan bien es imposible no encariñarse también con el lugar.
Por último, yéndonos pasamos por Cahuita, lugar de la leyenda del Calypso Walter Ferguson. Pasamos por su casa y nos invitó a sentarnos con él. Ya no toca más porque sus manos no se lo permiten, pero un rato de charla fue suficiente para sentir el privilegio de estar con una leyenda viviente. Recomendamos escucharlo al que no lo haya hecho.
Bueno, como todo, este post también llega a su fin, escribo desde Nicaragua, porque además de estar atrasados (intentaremos arreglar esto) nos fuimos repentinamente de Costa Rica, después de más de dos meses de pura felicidad. 
Gracias por acompañarnos, a todos. Todavía queda más de Costa Rica por contar, pero será la próxima porque la cama me espera.

9 comentarios:

  1. Qué linda entrada Quin! Te confieso q se me piantó algún lagrimón.... Y excelentes las fotos, me encantó todo. Besos!!!
    Toto

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  2. Al chico de bermudas negras de la anteultima foto denle de comerrrrr!!!!
    Abrazossss

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  3. Excelente entrada!!! muy buenas fotos, muy buenas anécdotas! Hay que pasar por Costa Rica sí o sí en cualquier viaje al caribe!
    Como dijo Javier, denle pan y levadura al pibe de la anteúltima foto.
    Esperamos con ganas el próximo post.

    saludos!!!

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  4. Joaqui y Clari, la reflexión sobre la pareja es brillante y acompaño la idea de que la madurez de cada pareja tiene que ir entendiendo eso y aprender a llevarlo.

    Empecemos a planificar cuando vuelven a Puerto Viejo y los espero con un asado, que también me pierde ese lugar! jaja cancelen USA y vuelvan desp de Mexico!

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  5. Me han dado ganas de ir a Costa Rica... Qué bueno que el viaje y los relatos sigan. Opino como los demás: Joaquín está en los huesos!

    Pd. Calypso Walter Ferguson, está genial. No lo conocía. Gracias.

    Vanezza.

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  6. Buen post viejo! Se los extraña por aca!

    Increible lo flaco que estas, creo que si jugamos al muñequi te gano de una.

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  7. Estamos bajando a la Antigua detrás de ustedes, vayan por la noche a la Velada Eucalipto en las ruinas de San José el Viejo. Habrá música y poesía. Suerte.

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